EL ZAPATO DE VIRA

COSIDA

EL CIERRE DE LA COSTURA DE LA VIRA

Gracias a la localización de los puntos fijada por el marcador de puntos, el zapatero sólo debe concentrarse en la uniformidad de la costura. Además, debe preocuparse de que el cabo atraviese las perforaciones cada vez con la misma fuerza. Ningún punto debe quedar demasiado flojo o demasiado tenso. Una vez dado el último punto, ata los dos extremos del cabo con fuerza,. Al coser, el zapatero debe procurar no dañar la pestaña del hendido, puesto que en el siguiente paso debe quedar cerrada. El hecho de que la costura quede encerrada en el interior de la suela hace que esta recupere su densidad normal.

El zapatero rellena el hendido con engrudo y cierra la apertura con la pestaña. 
Con el extremo angular del martillo presiona la piel, todavía húmeda y maleable, para que quede unida. 
Cuando la piel se ha secado, en el lugar que ocupaba la costura sólo se reconoce una línea muy delgada.

Para garantizar una costura exterior perfecta, el zapatero recorre la costura con el marcador de puntos. 
Los dientes de la herramienta se introducen entre los puntos y les dan forma plástica. 
Tras la operación, los puntos parecen pequeñas perlas sobre la vira.

Para comprimir la piel de la suela se emplea un único tipo de herramienta: el martillo. Con el extremo angular se cierra y alisa la pestaña del hendido. Con el extremo en forma de disco se golpea el hendido y el resto de la suela para que adquiera una consistencia apretada y se eliminen los abombamientos y hundimientos de la superficie. Después, se recorre varias veces la superficie de la suela con el mando del martillo, siempre aplicando la misma presión. Así, el hendido queda perfectamente comprimido y se logra una superficie totalmente lisa.

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