LA SUELA EXTERIOR

En los zapatos de vira cosida, sólo una costura (entre la parte delantera de la suela y el tacón) indica que la vira está cosida además de pegada. En la parte de la suela, dicha costura queda escondida por la pestaña del hendido.

El zapatero practica una incisión en la suela con un trozo de cristal, a 5 o 6 mm de los bordes. Con la ayuda de un cuchillo situado en un ángulo de 45º, aumenta la profundidad de la incisión a lo largo de toda la línea marcada hasta, hasta la mitad del grosor de la suela. A continuación, sigue raspando con el vaciador hasta conseguir una hendidura considerable. Con ello, forma un borde que no puede sufrir daños ni romperse durante las tareas de confección del zapato puesto que en estadios posteriores debe esconder la costura. Se trata de la pestaña del hendido.

Entonces retira los pequeños fragmentos de piel producidos durante el raspado del hendido. A continuación, el zapatero alisa la superficie de los bordes de la hendidura aplicando una presión uniforme con una bisagra de asentar de hueso confeccionada por él mismo a partir de un hueso de caña de una vaca. Le da una forma manejable, alisa una de sus superficies y la afila.

El zapatero debe procurar que la profundidad y la anchura del hendido sean las correctas para que los puntos no se desgasten en el caso de un hendido poco profundo o para evitar que se rompa la suela si la hendidura es demasiado profunda. Además, los puntos deben estar muy próximos unos a otros y cubrir toda la anchura del hendido para que la costura quede lo suficientemente oculta y hermética.

El zapatero practica una hendidura en la suela 
con una profundidad correspondiente a la mitad del grosor de la suela.

Raspa la hendidura con el vaciador hasta formar un recorrido ancho que 
alisa con la bisagra de asentar de hueso.
 La costura de la suela pasará por dicho hendido.

EL MARCADO DE LOS PUNTOS EN LA SUELA

Al coser la vira, la palmilla y la pala, el zapatero se guía por la vista. Puesto que esta costura queda oculta en el interior del zapato y sólo desempeña un papel funcional, los puntos deben ser precisos pero bastan la experiencia y el buen ojo. Si el zapatero cose con puntos apretados y tira bien de los cabos, la costra alcanzará la firmeza suficiente.

En la parte exterior, la costura que une la vira y la suela tiene además una función estética, ya que los puntos regulares de la costura constituyen un elemento decorativo más del zapato. Por ello, previamente al cosido de la vira y de la suela, se marcan las posiciones que deben ocupar los puntos.

El zapatero usa un marcador de puntos. Se trata de una herramienta de metal con dos dientes redondeados y una hendidura en el centro. La presiona con fuerza contra la vira y los dientes dejan un rastro parecido a un punto sobre la piel. El zapatero aplica dicha herramienta a lo largo de la vira y marca de esta manera cada punto. En el caso del calzado de vira cosida, la distancia entre puntos es de unos 6,6 mm. Los puntos marcados deben estar dispuestos de tal manera que la punta de la lezna, al perforar las numerosas capas de piel, sobresalga en el centro del hendido. El grosor de las capas de piel que deben perforarse puede llegar a los 9 mm en los zapatos de suela simple y a los 12 mm en los de suela doble.

Con el marcador de puntos se marca en la vira cosida la situación de los puntos.

Con el punzón se perforan las capas de piel  hasta el hendido.

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