PIELES EXÓTICAS: LAGARTO Y COCODRILO

PIEL DE LAGARTO

La piel extendida de un lagarto ocupa una superficie de 1 m2. Por lo tanto, para confeccionar un par de zapatos es necesario contar con la piel de 3 o 4 lagartos como mínimo. Al cortar cada pieza, el cortador debe aplicar sus conocimientos. Es del todo imposible cortar dos empellas de una misma piel; por lo tanto, se necesitan dos pieles con un dibujo y tonalidad similares. Las empellas se cortan del punto en que la piel sea más gruesa y el dibujo de las escamas más atractivo. Solamente se consigue la simetría necesaria si se encuentra un eje simétrico entre dos pieles.

En los modelos más bellos, la pala se compone de varias piezas pequeñas. Las combinaciones de lagarto y boxcalf  resultan muy atractivas.

PIEL DE COCODRILO

La piel más adecuada para la parte superior de un zapato es la de un cocodrilo joven, puesto que cuando alcanza una determinada edad las escamas son demasiado grandes y duras. Además se rompen con facilidad al trabajarlas. De la piel de un cocodrilo pueden obtenerse palas para un par de zapatos. Al situar los patrones sobre la piel, el cortador debe tener en cuenta que el dibujo de las escamas sea simétrico en ambos zapatos.

La dirección de extensión no es significativa en el caso del cocodrilo ni en el del lagarto. Dado que este tipo de pieles, en comparación con la del ternero son mucho más delgadas y ruidosas, se utiliza un forro intermedio: la piel del lagarto suele fijarse sobre la piel de ternero. Este forro debe cumplir las exigencias de flexibilidad. El calzado de piel de reptiles no se ornamenta ni pespuntea. Tampoco se le practican perforaciones. La particularidad y la decoración del zapato es la piel en sí.

Este modelo cuenta con una empella, contrafuerte y orejas confeccionadas con piel de lagarto.

El dibujo de las escamas de la piel del lagarto (izquierda) y de cocodrilo (derecha) constituye decoración suficiente para modelos exclusivos.

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