Cuando Buenos Aires no era puerto todavía

Las naves fondeaban a 15 kilómetros y era una odisea para viajeros llegar a tierra

No es desconocido que el puerto de Buenos Aires fue levantado sobre la deprimida costa occidental rioplatense así que las orillas bonaerenses, chatas y bajas, no permitían en sus primitivos años, la navegación. Sus costas eran únicamente accesibles y hasta por ahí nomás, los días de creciente para barcos de poco calado y debían ser los días de vientos del sudeste, porque las pamperadas les retiraban en poco rato las aguas de sus costas. Dice Guillermo Madero nieto del proyectista y ejecutor del conocido Puerto Madero en la "Historia del Puerto de Buenos Aires" que cuando venia una pamperada "esa masa de agua se retiraba dejando al descubierto su fondo oscuro, y aparecía ante la vista una llanura arenosa donde brillaban charcos de agua retenidos por las ondulaciones que las aguas dibujaban en su retirada y que se extendía por kilómetros."

* A CABALLO HASTA COLONIA

Era tal la bajante, que a los habituales jinetes que galopaban por las entonces playas bonaerenses de tierra, les fue posible internarse hasta 8 kilómetros de su costa. Y según datos que deben haber sido recogidos de confiable bibliografía sobre el puerto de Buenos Aires, parece que en la gran bajante del 7 de mayo de 1792, los jóvenes Francisco Herrera y Tomas Balenzuategui, empleados de la Casa de Sarratea, por una apuesta se propusieron hacer un viaje a Colonia a caballo. Y estando a punto de coronar su esfuerzo tuvieron que dar marcha atrás y volver a todo galope a Buenos Aires porque la creciente venia pisando las patas de sus corceles salvándose milagrosamente a "uña de buen caballo, como decían entonces.

* FONDEAR A 15 KILOMETROS DE BUENOS AIRES

Los barcos de ultramar no podían acercarse a la misma ciudad sino que debían fondear a unos 15 kilómetros de la orilla en una depresión donde había alrededor de 15 pies de profundidad, llamado Balizas Exteriores y hasta allí llegaban los barcos de menor calado para hacer alijes. Cuando había bajante ni siquiera estos barcos podían salir, así que el alije se hacía con carretas de ruedas muy altas, mas de 2 metros de diámetro, que llegaban al barco fondeado, y otras veces al barco menor para hacer los trasbordos de cargas y de pasajeros y sus valijas, pequeña embarcación que hacía de enlace con las carretas. De manera que en algunas ocasiones, los infortunado viajeros que venían de Europa en los transatlánticos de la época, estaban obligados a hacer dos trasbordos con los peligros que ello suponía a 15 kilómetros de la costa a veces con lluvia y hasta temporales. Cuentan que en épocas de grandes bajantes los pasajeros eran desembarcados y acercados a la orilla bonaerense en caballo.

* DESCARGA CON CARRETAS

Era común que las carretas muy cargadas se empantanaran en medio del barro y era necesario llamar los servicios de otro carretón. Si el tiempo arreciaba, debía ser terriblemente peligroso embarcar o desembarcar de los barcos junto con sus valijas y baúles. Así llegaron y desembarcaron en Buenos Aires los personajes y representantes del Reino de España y salieron los mismos hacia la Madre Patria y también los jóvenes patriotas San Martín y Rivadavia.

* IDEA DE BERNARDINO RIVADAVIA

Al final de virreinato las instalaciones portuarias de Buenos Aires se limitaban aun lugar ubicado en Ensenada de Barragán al sur de la ciudad donde había cierta profundidad apta únicamente para los pequeños barcos de cabotaje y otra habilitación de muelle en la boca del Riachuelo. Correspondió a Bernardino Rivadavia ser el iniciador de un movimiento para la construcción de un lugar de atraque para los barcos de ultramar. Pero a fines del siglo 18, el Dr. Manuel Belgrano, secretario del Consulado Real, hace suyas las proposiciones de Don Cristóbal Aguirre, síndico del Consulado en el sentido de construir un puerto por absoluta necesidad frente al lugar conocido por Las Catalinas, historia que todos los argentinos deben ya conocer.

* EDUARDO MADERO

En 1861 Eduardo Madero, un joven de 28 años que vivió varios años en Montevideo al regresar a Buenos Aires presentó un proyecto para construir un puerto. Después de largas discusiones y controversias políticas que se prolongaron años, el proyecto fue aprobado, modificado y el puerto se construyó.

Lo cierto es que el puerto Madero se terminó de construir a fines de siglo pasado pero la obra aun no era suficiente para dar salida con holgura a la gran riqueza de la nación hermana, que estaba en un tiempo de inmenso desarrollo. Y la obra continuo con Puerto Nuevo, y hoy con las terminales de contenedores y nuevos rellenos tomados al mar. Hoy nos parece increíble que los barcos en 1700 y pasado el 1800 debían fondear a 15 kilómetros del actual puerto de Buenos Aires, ésa era la naturaleza de la costa argentina y parece fantástica la aventura de los dos jinetes que casi cruzaron el "charco" a caballo para ir a Colonia.

Por el famoso efecto "Coreolis, rotación de la tierra, la mayor profundidad está en nuestras costas y las más bajas enfrente. Un ejemplo puede aclarar la idea. Si se llena un recipiente con agua y le hace un agujerito, el agua saldrá en tirabuzón hacia un lado y si esta misma experiencia se hace en los Estados Unidos, se vaciara en sentido contrario. La única solución para este problema de no contar con profundidades naturales es dragar y dragar como hace la Argentina.

* LA BAHIA DE MONTEVIDEO

Es de preguntarse el pensamiento de los porteños cuando miraban a Montevideo cuyos cientos y cientos de barcos fondeaban holgadamente en nuestra bahía de forma de herradura y con aguas cristalinas, bahía que era capaz de albergar hasta 300 veleros y que con una modesta chalupa sus hombres iban a tierra y embarcaban las provisiones en los siglos 17 y 18. Hay que recordar que en 1700 Montevideo fue el primer puerto de la América española en tener muelles y faro y en 1776 la Corona lo nomina Apostadero Naval del Imperio. Todos sabemos que fue una bahía que ofreció protección a los bajeles y aquí permanecían días capeando los temporales y embarcando provisiones. En 1900 Montevideo era el gran puerto del Río de la Plata.

Emilio Cazalá

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